jueves, 10 de julio de 2008

Zanahoria



La sombra de tu ausencia me persigue hasta el cuarto de baño. Justo ahí, cuando me siento en el bater, ella te personifica en la bañera. De pie, desnudo, mirándome de esa manera en la que tu boca se torna traviesa, sensual, mordida. A la par que tus ojos se clavan en los míos hasta que me vuelvo verde entera; una gota de agua resbala desde tu frente hacia la nariz. Cuando termina su camino cae lenta y en la alfombrilla desaparece en la nada, absorvida... Tus fuertes brazos cada vez son más naranjas y, seguidos por tus manos, te agarras con ganas.


(Suspiro) y esa imagen se vuelve un humo blanco que irremediablemente se escapa por la pequeña ventana, esquivando las cortinas y sus lunares. Entonces es cuando parpadeo, mi carne se vuelve carne, me subo las bragas y salgo del baño sin mirarme al espejo. Sin mirar el espejo.

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Así como empezó,
el cicló se cerrará;
con una medusa gigante
que a todos engullirá.